El término articulación en anatomía se refiere a un complejo de estructuras que mantiene dos o más superficies óseas contiguas . La articulación representa por tanto un conjunto de elementos (tejido fibroso y/o cartilaginoso, ligamentos, cápsulas, membranas) que regulan la conexión entre dos segmentos esqueléticos.
Son diversas las enfermedades que pueden sufrir las articulaciones : desde la artrosis (proceso de tipo degenerativo) hasta la artritis (proceso de tipo inflamatorio), pasando por lesiones traumáticas y artropatías de origen endocrino, metabólico, neuropático y hemofílico, hasta neoplasias y malformaciones congénitas ( como la luxación de cadera).
Las cabezas óseas que forman las articulaciones pueden ser móviles (como las de la rodilla y el codo), semimóviles ( como la articulación de la columna) o fijas (como en el caso de las articulaciones de los huesos del cráneo o pelvis) según se utilicen para crear movimientos más o menos amplios o mecanismos de anclaje estables: en terminología científica hablamos de diartrosis, anfiartrosis y sinartrosis respectivamente.
¿Qué son las juntas fijas?
Las articulaciones fijas , también llamadas «sinartrosis», estabilizan algunas partes del cuerpo : como son, por ejemplo, las articulaciones de los huesos del cráneo y la pelvis. Las articulaciones fijas se caracterizan por la continuidad de segmentos óseos , entre los que se interponen porciones de tejido fibroso (suturas y sindesmosis), cartílago hialino (sincondrosis) o tejido óseo (sinostosis). Este tipo de articulaciones no permite la ejecución de movimientos .
¿Para qué sirven las juntas fijas?
Las articulaciones fijas dan estabilidad a algunas partes del cuerpo : las articulaciones de los huesos del cráneo y la pelvis son un ejemplo .