¿Qué es el linfedema?
El linfedema es una enfermedad crónica caracterizada por una inflamación relacionada con una acumulación de linfa en los tejidos. Suele presentarse en las piernas o los brazos, pero también puede afectar a otras zonas del cuerpo como la cabeza, el cuello, el tórax, las mamas, el abdomen, la pelvis y los genitales externos.
La inflamación puede ser inicialmente leve y transitoria pero, si no se trata correctamente, puede volverse crónica y progresiva dando lugar incluso a complicaciones graves como el engrosamiento de los tejidos superficiales (fibrosis) e infecciones de la piel, con lesiones que pueden llegar a convertirse en úlceras.
El linfedema se puede dividir en dos categorías:
1. linfedema primario o congénito, caracterizado por anomalías congénitas, estructurales y funcionales del sistema linfático, como para determinar una reducción en la capacidad de reabsorber y eliminar la linfa de los tejidos
2. Linfedema secundario o adquirido, que se produce a raíz de lesiones del sistema linfático que se producen después del nacimiento como consecuencia de acontecimientos tales como infecciones, traumatismos, intervenciones quirúrgicas especialmente oncológicas, radioterápicas o quimioterapéuticas.
¿Cuáles son las causas del linfedema?
El linfedema es causado por un mal funcionamiento del sistema linfático que puede estar presente desde el nacimiento o puede ocurrir a cualquier edad. El sistema linfático ya no es capaz de controlar el drenaje de líquidos que, por tanto, tienden a acumularse provocando la inflamación de los tejidos afectados.
¿Cuáles son los síntomas del linfedema?
El linfedema puede presentarse a través de los siguientes síntomas: hinchazón, al principio intermitente y presente solo al final del día, que con el tiempo se vuelve permanente y presente desde la mañana, se asocia con pesadez de las extremidades, presencia de marcas de calcetines, sandalias, pulseras y anillos. Con el tiempo, algunas partes de la piel se endurecen.
En caso de complicaciones infecciosas, la piel se enrojece, se calienta, duele (quema) y se pueden producir quistes o burbujas que, al romperse, pueden transformarse en úlceras con poca tendencia a la cicatrización.
¿Cómo se trata el linfedema?
Hasta la fecha, el sistema más eficaz para el tratamiento del linfedema consiste en una fisioterapia descongestionante compleja que es realizada por personal sanitario especializado y experto en rehabilitación y que se basa, en su conjunto, en las siguientes terapias:
- higiene y cuidado de la piel, para evitar el riesgo de infecciones
- vendaje multicapa controlado por presión para reducir la hinchazón, seguido de la adopción de una prenda terapéutica elástica médica a medida
- ejercicios y actividad motora específica para estimular y aumentar el flujo linfático y promover la reabsorción de la linfa
- Terapia linfática manual, también denominada drenaje linfático (o drenaje linfático manual), con la que mejorar la nutrición de los tejidos, tratar cicatrices, suavizar edemas y facilitar su reabsorción y transporte.
Cómo prevenir el linfedema
El linfedema puede ser congénito, pero también puede ser causado por factores externos. En este segundo caso, para reducir el riesgo, puede ser útil observar algunas normas higiénico-comportamentales:
- cuidar la piel, prestando atención a las lesiones, manteniéndola siempre hidratada y protegiéndola en todas las ocasiones en las que pueda ser atacada por elementos externos capaces de provocar una infección
- participar en actividad física, especialmente después de la cirugía
- limita tu peso, incluso con el consejo de tu médico o nutricionista.
Descargo de responsabilidad
La información dada debe entenderse como indicaciones genéricas y en ningún caso reemplaza la opinión del especialista.