Tratamiento quirúrgico
La operación consiste en una exploración precisa de todos los compartimentos abdominales, para evaluar la cantidad de carcinomatosis y asignar una puntuación llamada Índice de Cáncer Peritoneal, que idealmente no debe ser superior a 19. Esta puntuación se calcula en función del tamaño de los nódulos de enfermedad, en su cantidad y eventual confluencia, es decir, la conjunción de dos o más áreas afectadas por la patología. Una puntuación más alta haría que los esfuerzos del cirujano fueran menos efectivos, porque significaría que la enfermedad es demasiado agresiva.
El objetivo es obtener una citorreducción completa, es decir, eliminar radicalmente la neoplasia: esta es la única forma de ofrecer el máximo beneficio al paciente. Después de haber extirpado las áreas de peritoneo, con posible resección de los órganos afectados por la enfermedad, se cierra temporalmente el abdomen y se «lava» la cavidad con una solución de quimioterapia a alta temperatura (42°C). La idea que llevó a esta técnica quirúrgica es que de esta forma los fármacos quimioterápicos se concentran a nivel del peritoneo atravesándolo muy lentamente. Algunos fármacos como el platino, entonces, son capaces de curar mejor el tumor si se asocian a altas temperaturas.
¿Para qué neoplasias?
Este tipo de intervención resulta ser el tratamiento de elección de las neoplasias primarias del peritoneo (esencialmente mesotelioma y pseudomixoma). Para la carcinomatosis secundaria tiene importancia esencialmente para casos seleccionados de cáncer de colon o de ovario. Actualmente no es aplicable para los carcinomas de estómago, con algunas excepciones, para ser evaluado caso por caso. En estos casos estamos estudiando la utilidad de la perfusión hipertérmica sola durante la gastrectomía, es decir, la resección del estómago, en casos de enfermedad localmente avanzada, pero sin metástasis en curso.
Otro proyecto interesante es la aplicación al cáncer de colon del concepto «Segunda mirada», que siempre se ha utilizado para el cáncer de ovario: las pacientes sometidas a cirugía resectiva por cáncer de colon avanzado, pero sin metástasis, son reintervenidas durante un año después para verificar y, si es necesario, tratar – cualquier carcinosis que no se pueda detectar con exámenes radiológicos normales.
El compromiso por tal tratamiento es alto, tanto para el paciente y los familiares, como para los médicos y la estructura hospitalaria. Se ha desarrollado un verdadero «task force» en el que, además de involucrar a todos los cirujanos del Servicio de Cirugía Oncológica, participan anestesiólogos, oncólogos, farmacéuticos, radiólogos… La organización de esta actividad y el manejo del paciente en sala y en el postoperatorio es comparable, para todas las personas involucradas, a un trasplante de hígado. La operación dura muchas horas, luego el paciente es hospitalizado obligatoriamente en cuidados intensivos. La estancia en planta puede ser muy larga y la tasa de complicaciones es potencialmente mayor que con la cirugía mayor tradicional, debido a la competencia de enfermedades muy extensas y tratamientos decididamente importantes.